Hace poco me leí la segunda y tercera parte de 2001: Una odisea del espacio. Su autor, Arthur C. Clarke, me encanta porque mezcla en casi todas sus obras ciencia real (él era un científico) y ciencia ficción, combinación que me puede. Sin embargo, estas dos novelas no eran muy buenas, y si las cito es porque en la tercera, ambientada en 2061 y escrita en 1987, imagina una humanidad que ha avanzado mucho (de hecho, se ha colonizado parte del Sistema Solar y una nave aterriza en el Cometa Halley) tecnológicamente hablando pero considera que el acceso a grandes bases de datos es algo tan complicado que sólo algunos privilegiados tienen acceso a ellas. Es decir, en 1987 a un escritor imaginativo, que de hecho predijo en sus novelas algunos avances que luego sucedieron como los satélites artificiales o internet, no fue capaz de imaginarse algo tan común hoy como Google.
Es un ejemplo claro de lo imprevisible que es el futuro, incluso alguien con grandes conocimientos y una buena imaginación no es capaz de prever lo que puede inventarse ni lo que puede ponerse de moda en muy poco tiempo. Por eso tantas predicciones fallan y es precipitado preocuparse de más por lo que puede venir. Con el nuevo Euribor tenemos un ejemplo muy cercano, desde 2014 se está hablando de él, mucha gente ha opinado que sería fatal para los hipotecados y al final… las pruebas demostraron que no era factible tal y como estaba planteado y que habrá que repensárselo, Y veremos si al final hay algún cambio algún año.
Otro ejemplo: El Día de la Tierra empezó el 22 de abril de 1970 como un evento en el que se pretendía advertir sobre el destino de nuestro planeta si no se tomaban las medidas adecuadas. Su fundador fue un militante de izquierdas que se pasó al ecologismo y que lleva años en la cárcel acusado de asesinar a su exnovia y las predicciones que recopiló, la mayoría de científicos, hoy, casi 50 años después, pueden definirse sin lugar a dudas como exageradas: la civilización no durará más de 30 años, la crisis ambiental impedirá que el planeta sea apropiado para la vida humana, nos extinguiremos en poco tiempo, en 15 años empezará a escasear el alimento, la tasa de mortalidad se disparará por el aumento del hambre, en 1985 la población urbana deberá usar máscaras de gas por la polución, ésta reducirá a la mitad la visibilidad bajo la luz solar, para el año 2000 no quedará crudo, nacerá una nueva Edad del Hielo por culpa de las chimeneas industriales, los aviones a reacción que cubrirán la atmósfera con su humo…
Probablemente tanto pesimismo fue contraproducente porque se han exagerado tanto tantas previsiones que al final mucha gente no las toma en serio. Y sin embargo, es bueno especular sobre el futuro, por más que nos equivoquemos, hay que tener la vista puesta un poco más allá. Y es posible que en 1970 se equivocaran pero desde entonces la mayor preocupación por la ecología y el miedo al final de los combustibles fósiles han servido de mucho: se está cerrando el agujero de la capa de ozono, han aumentado las energías renovables, gran parte del mundo recicla… Y sí, al final el mundo va a mejor, aumenta la población y la esperanza de vida pero igual que ocurre eso, también se puede truncar la racha. Y es positivo que alguien se preocupe por ello.
Yo no tengo ni idea de si el cambio climático –sea por el hombre o no- será tan negativo como dicen algunos ni si las actuales predicciones sobre la salud del planeta están equivocadas pero como buen escéptico, igual que pasan cosas buenas que nadie espera, también creo que pueden pasar cosas malas. Y visto el escaso desarrollo –para lo que se imaginaba hace medio siglo- de la carrera espacial, no parece que tangamos alternativa a corto plazo: o cuidamos el planeta o tendremos muchos problemas. En cuanto al crudo, sé que muchas veces se ha profetizado erróneamente el peak oil y hay mucho optimismo por el uso del coche eléctrico, el frácking y el avance de otras fuentes de energía pero si vemos el consumo medio diario de petróleo en el mundo, da miedo (el bajón del 2020 se debe a la pandemia).
Siendo un combustible de volumen limitado, el riesgo de que se acabe no ha desaparecido y, de hecho, las posibilidades de que pase son mayores que en 1970. La ciencia avanza rápidamente pero también crece a mucha velocidad el tráfico aéreo, ¿alguien ha descubierto ya cómo hacer despegar a un avión sin hidrocarburos? Es sólo un ejemplo pero creo que es evidente que sí, que por más que la mayoría de las veces nos equivoquemos, debemos ocuparnos –preocuparse ya es otro tema- de lo que puede ocurrir en el futuro.