Mayor libertad comercial y del consumidor.
Amí me gusta la llamada ley de la oferta y la demanda para regular los precios: si algo se demanda mucho, sube y si no recibe el apoyo del consumidor, baja. El cumplimiento de esa ley también provoca que los negocios triunfen y fracasen y su incumplimiento lleva a que existan empresas zombis que, sin el favor del público, siguen abiertas. Apple gana mucho dinero porque disfruta de unos márgenes muy amplios al tener el favor del público mientras otras empresas reduciendo costes y rebajando el precio de venta al por menor no consiguen obtener tanto beneficio con cada transacción. Es por eso que muchos creen que la ley de la oferta y la demanda es injusta pero no lo es ya que al fin y al cabo el que decide es el consumidor. Las revoluciones tecnológicas ayudan a acabar con esa desigualdad entre la empresa ya establecida y las nuevas y creando nuevas necesidades –por ejemplo, un buscador de Internet- es fácil llegar a la cúspide como hizo Yahoo pero también es más sencillo mejorar el producto y conseguir un nuevo liderazgo en pocos años como hizo Google. Las star-ups son el ejemplo perfecto: poca inversión y mucho talento consiguen crear empresas con un valor de millones de dólares generando una demanda donde no existía. Incluso en negocios tradicionales funciona esa fórmula: Red Bull ha llegado a ser una competencia directa a las clásicas bebidas de refrescos gracias a ofrecer un producto distinto. Todo esto se ha conseguido porque lo ofrecido ha gustado al consumidor.
Lo contrario de todo esto son los monopolios (el consumidor no tiene opción de elegir) y la economía centralizada por el estado cuyos gestores políticos deciden dónde se invierte según su criterio y no el de los consumidores. Yo no tengo duda respecto a qué es lo mejor: es preferible que haya varias “telefónicas” que una sola, varías “Iberias” a una sola, varias empresas de mensajería que sólo “Correos”… y que sea la libertad de elegir productos y servicios la que determine el éxito o el fracaso de un negocio y no que se gaste dinero de todos en mantener empresas públicas que no tienen el apoyo del público como por ejemplo Paradores Nacionales. Sin embargo, quizás por nuestro pasado franquista en España sigue habiendo mucho apoyo a monopolios y a la intervención del estado en facetas de la economía que deberían ser exclusivas del consumidor y muchas veces además se cae en contradicciones. ¿Qué problema hay en que haya diversas compañías de servicios ferroviarios pagando su licencia como las hay de autocares, cómo es posible que cada banco pueda ofrecernos los intereses que quiera pero tiene que haber una tarifa única de taxi en cada ciudad, por qué hay muchos casinos y bingos pero sigue habiendo un cuasi monopolio en lotería, loto, quinielas etc.? ¿Y por qué las tiendas no pueden tener el horario que quieran?
Tenemos un sistema económico que se queda a medio camino entre dar el poder de elección a la gente para que se gaste su dinero en lo que quiera cuando quiera y la imposición de unas normas desde la autoridad que claramente coartan esa libertad. Y a eso además hay que sumar la política de subvenciones por la que el dinero de todos se gasta en promocionar productos que sólo usan algunos. Y no me refiero a un servicio público como puede ser el transporte urbano sino por ejemplo la compra de un coche, la realización de una comedia con interés cultural cero o un programa de corazón que emite una de nuestras muchas cadenas públicas. Todo eso hay que cambiarlo.
Reducir la obsesión por aumentar los créditos.- Cuando la crisis se hizo notar en 2008 (empezó el año anterior pero algunos no lo reconocieron) una de las reivindicaciones que más se leían en los foros y tertulias es que la culpa era de los bancos por prestar sin ton ni son. No les faltaba razón y no porque concedieran muchas hipotecas –que también- sino sobre todo por los enormes créditos a promotoras, empresas de construcción, inmobiliarias y chiringuitos empresariales varios. Sin embargo, en la actualidad hay un clamor popular y en los medios en culpar a los bancos de no dar crédito. Y es curioso porque si la mayoría estamos de acuerdo que el sistema financiero se equivocó en 2007 a pesar de estar entonces supuestamente bien capitalizado, de invertir en un país cuya burbuja inmobiliaria era negada, con una deuda pública que era una tercera parte de la actual, superávit presupuestario, alto crecimiento, previsiones favorables avaladas por el FMI y un paro en mínimos (8.5%), ¿Cómo es posible que se considere medianamente razonable que en la actualidad concedan créditos con un país con unos datos macro dramáticamente peores y una morosidad del sistema financiero del 10%? Yo veo claramente que hay una contradicción en por un lado echar la culpa a los bancos por arriesgar mucho en el pasado y exigir que ahora asuman un riesgo mucho mayor porque ellos están peor y la situación económica también.
Sobre este tema es triste ver a Rajoy -y antes a ZP- exigir que sea la UE o el BCE quien preste a nuestras pymes que es algo así como querer que otros países asuman el riesgo que la banca nacional no quiere asumir. Y no me parece mal que lo pidan pero ¿para qué está el ICO, por qué no utilizar la actual banca pública española –Bankia- para ello? Evidentemente porque también lo ven arriesgado (y tienen razón). Las hemerotecas son jueces para los mentirosos: en febrero de 2012 De Guindos defendía su primera reforma financiera (que por culpa de Bankia hubo de remendar pocos meses después) y volvió a utilizar el mismo argumento porque así “se reactivaría el crédito y la economía” algo que también repitió cuando justificó el nacimiento del Banco Malo (la Sareb). No es cierto que haya pasado eso y el mantra es echar las culpas de la falta de crédito al BCE –organismo que nos ha salvado del rescate completo varias veces- y a la UE -que nos concedió unas condiciones financieras fabulosas por el rescate bancario. En 2008 España aprobó –y llevó a cabo- un programa por el que el Tesoro se financiaba en los mercados y con ese capital compraba activos a la banca -y a Rajoy, jefe de la oposición entonces, le pareció bien-, si tan preocupados están por las pymes, ¿Por qué no hacen lo mismo que ya hicieron para ayudar a los bancos en lugar de exigir que lo hagan los demás? Pero claro, quedan muy bien los dirigentes de PPPSOE -culpables de que el país esté hecho unos zorros- echando las culpas a Europa de no apoyar a las pymes españolas cuando son ellos, con el mal funcionamiento del ICO, las subidas de impuestos y la morosidad de las AA.PP. los que más daño han hecho a este colectivo, el mejor para crear empleo por cierto. Y es que parece que el principal interés de los dirigentes mundiales –no sólo aquí- es que la banca dedique su liquidez a comprar la inmensa bola de deuda pública, que no para de crecer, en lugar de aumentar el crédito.
En cualquier caso, ¿es bueno que renazca el crédito? Con el actual sistema económico por supuesto, es indispensable pero debe ser más exigente por lo que, a pesar de las críticas, es ahora cuando creo que los bancos cumplen correctamente con su cometido de no arriesgar demasiado exigiendo más garantías o, en el caso de las hipotecas, no concediendo el 100% del valor de tasación. Es cierto que los tipos de interés que aplican son últimamente muy caros y estoy de acuerdo que deben ser rebajados pero es algo que no sólo tiene que ver con la codicia del banquero, también con 3 motivos:
Uno, la necesidad de recuperar las enormes pérdidas generadas por una alta morosidad que tardará años en reducirse, al fin y al cabo el negocio bancario básico consiste en tomar dinero y prestarlo con un margen, en el momento que aumenta tanto la mora o dejan de dar crédito o suben los márgenes o ambas cosas.
Dos, la ausencia de un mercado interbancario eurozonero como el que existía antes de la crisis: hasta 2008 si un banco español necesitaba liquidez sabía que la podía conseguir a buen precio de otra entidad financiera, aunque fuera austríaca; como eso ya no pasa, la facilidad para prestar del banco español hacia sus clientes también ha menguado debido a ello.
Y tres, la ya citada competencia de la deuda y el enorme beneficio que supone invertir en ella -ya que puede ser utilizada como aval ante BCE para conseguir financiación con un considerable “carry trade”- llevan a que el negocio tradicional bancario resulte menos atractivo tanto por rentabilidad como por seguridad. La solución a este último obstáculo sólo vendrá con una reducción global de las emisiones de deuda pública o con otras normas de BCE, el interbancario sólo renacerá si se restablece la confianza entre los bancos algo que tampoco pasará en el corto plazo ya que también tiene que ver con los miedos a una posible salida de un miembro de la Eurozona; así pues, sólo la bajada de la tasa de mora es algo factible desde el punto de vista español y ocurrirá si la economía mejora… o si aumenta el crédito ya que al ser un porcentaje sobre el total, si prestan más dinero la tasa se reducirá (aunque eso no recortaría el volumen de impagados, claro). En resumen, hay que ser realistas y acostumbrar a nuestra economía a vivir con menos crédito.