A principios del siglo XIX un joven llamado Ned Ludd ante su descontento por las malas condiciones laborales no se le ocurrió otra cosa que romper y quemar telares, que era lo más puntero que había ppor entonces. Influenciados por él, los obreros iniciaron un movimiento llamado Luditas, que enviaban amenazas de muerte anónimas a los patrones, invadieron fábricas y destruyeron maquinarias.
Por entonces se atribuía a la tecnología los despidos de los trabajadores y las malas condiciones laborales.
Visto en perspectiva creo que nadie duda de que el avance de la tecnología ha sido positivo para nuestra civilización y que ese temor a las máquinas fue infundado, pero el Ludismo vuelve a estar de moda y son muchos los que se preocupan porque su trabajo pueda ser realizado por una máquina.
El año pasado dos profesores de Oxford analizaron 700 profesiones, llegando a esta conclusión (que tan bien dibujaron en El Mundo)
Uno ve este análisis y puede preocuparse. Vemos como la tecnología ha avanzado muy rápido estos años. Tenemos impresoras en 3D, coches que se conducen solos e incluso actores hechos por ordenador. ¿Se nos has ido de las manos? ¿Corren peligro millones de puestos de trabajo?. Por ejemplo, en China el principal fabricante de los iPhones y demás cacharros (Foxcom) sustituyó en 2012 a un millón de trabajadores por robots.
Así que los neoluditas podrían tener razón…
Un estudio realizado por economistas de la consultora Deloitte pretende arrojar nueva luz sobre la relación entre el empleo y el aumento de la tecnología. Para ello han analizado datos laborales de Inglaterra y Gales desde 1871.
Su conclusión, para alivio de todos, es que en lugar de destruir puestos de trabajo la tecnología ha sido un “gran máquina generadora de empleo“. El estudio muestra, por ejemplo un aumento de cuatro veces en el personal del bar desde la década de 1950, o un aumento en el número de peluquerías en este siglo, esto se debe a que la tecnología ha aumentado el poder adquisitivo, por lo tanto, la creación de nueva demanda y nuevos puestos de trabajo.
La tendencia dominante es la de reducir el empleo en la agricultura y la fabricación pero ésta ha sidoo más que compensada por el rápido crecimiento en los sectores de servicios, áreas creativas, tecnología y negocios.
Por ejemplo, en 1871, el 6,6% de los trabajadores de Inglaterra eran clasificados como trabajadores agrícolas. Hoy la cifra ha caído hasta el 0,2%, un descenso del 95%. En 1901, con una población de 32,5 millones, 200.000 personas se dedicaban a lavar la ropa. En el 2011, con una población de 56,1 millones sólo 35.000 personas trabajaban en ese sector. En el mismo período también hubo un umento de 580% de trabajadores relacionados con la enseñanza y un incremento del 183% de los trabajadores sociales. A cambio se redujeron un 79% los tejedores y un 57% los mecanógrafos.
Esto se ve mejor en esta gráfica en la que se dividen los empleos entre los trabajos de servicios (educación, salud…) y los de “músculo” (mineros, limpiadores…)
El progreso tecnológico ha reducido los precios de los elementos esenciales, como los alimentos, así como los artículos para el hogar. Por ejemplo, el precio real de los coches en el Reino Unido se ha reducido a la mitad en los últimos 25 años.
Eso deja más dinero para gastar en ocio, y crea una nueva demanda y nuevos puestos de trabajo, eso explica el gran aumento de personal de los bares, que se cuadruplicó entre 1951 y 2011. Y como a los bares hay que ir guapo, en 1871, había una peluquería por cada 1.793 ciudadanos mientras que hoy hay una por cada 287 personas.
Por tanto ¿Debemos temer que nuestro trabajo nos lo quite una máquina? Posiblemente, pero lo más seguro es que el nuestro cambie por uno menos monótono y más enriquecedor. Y si no es así, siempre podremos ir al bar, que habrá más.