Un plan de recompra de acciones es una decisión estratégica empresarial que consiste en adquirir títulos de la propia empresa con el exceso de liquidez disponible. Existen una infinidad de incentivos por los que una empresa apuesta por sí misma:
– Enviar un mensaje de confianza a los accionistas ya que la empresa está valorando que de todas las inversiones del planeta, su exceso de liquidez lo “invierte” en ella misma.
– Al reducirse el número de acciones en circulación, el Beneficio por Acción (BPA) percibido por el accionista se ve incrementado.
– Cuando una empresa adquiere sus propias acciones se anticipa a una posible Oferta Pública de Adquisición (OPA), por lo que disminuye el riesgo de ser objeto de operaciones corporativas externas que pongan en riesgo la estabilidad de su accionariado.
– Existen otros incentivos pero vinculados a los intereses de la directiva. Hay que decir que los directivos muchas veces obtienen opciones de compra de acciones con un gran descuento como complemento a la retribución laboral. Al ser cientos de millones las opciones que se pueden ejercitar, la empresa se vería forzada a emitir nuevas acciones. Para evitar emitir nuevas acciones y diluir el beneficio del accionista, recompran en el mercado abierto millones de acciones.
Los efectos finales de un plan de recompra de acciones son claros… a mayor demanda sobre las acciones, el precio de los respectivos títulos tiende a un comportamiento alcista.
La fiebre por las recompras
En el año 2014 que hemos dejado atrás, Apple gasto 56.000 millones de dólares en recomprar 17.000 acciones propias, siendo así la empresa que destinó el mayor importe monetario en recompra de acciones propias en Wall Street. Por otra parte las compañías del S&P500 destinaron en el global del año 567.200 millones de dólares en planes de recompra de acciones, lo que supone un 27% más que el año anterior.