Mientras sigue la disputa en torno a las prospecciones petrolíferas en aguas Canarias, un nuevo frente se ha abierto en este sentido: ahora son las Baleares las que parecen ser el futuro manantial de oro negro español. De hecho, la enorme polémica que se ha abierto en las turísticas islas, con enfrentamientos parlamentarios de Senadores del mismo signo incluidos, ha destapado la caja de los truenos en el archipiélago balear, donde hasta el poderoso grupo de presión del sector hotelero se está dejando oír. El presidente de Baleares, José Ramón Bauzá, ha reconocido que ordenó a estos senadores romper la disciplina de voto del partido, pero de poco valió, porque el PP hizo uso de su todavía mayoría para aprobar el comienzo de las prospecciones. Por su parte, el presidente de Canarias, Paulino Rivero, ya alertado del conflicto que supondría el comienzo de las prospecciones en las mismas y su suspensión en Baleares.
Sin embargo, aunque el presidente canario se empeñe no estamos en el mismo caso. Hay una serie de factores determinantes a la hora entender por qué las prospecciones canarias continuarán pase lo que pase en Baleares:
- En Canarias está interesada la todopoderosa Repsol, lo cual ya es suficiente motivo para que se le apruebe lo que ésta quiera. Mientras que, por el momento, la compañía interesada en Baleares es Cairn Energy, que sin ser una desconocida, no tiene seguramente el poder de convicción de la petrolera española, además su fama de opacidad en sus operaciones y su intento de explotación en el Ártico, no son sus mejores tarjetas de presentación. Aquí hay que hacer un inciso: al Ministro Soria lo tienen ganado, de hecho, ha bajado al ruedo para inventarse un procedimiento administrativo inexistente frente al presidente del Consell de Ibiza, Vicent Serra, enviando un documento apoyando las razones de la petrolera e instando al Consell a responder en 15 días o significaría su adhesión a la causa de la petrolera.
- Las previsiones de cantidades de producto ascienden a 1.200 millones de barriles en Canarias (un 10-12% del consumo anual español durante 20 años), así como de 226.000 millones de metros cúbicos de gas. En Baleares, las previsiones de crudo descienden hasta 272 millones de barriles (en todo el área del golfo de Valencia) y de 110.000 millones de metros cúbicos de gas, la partida más interesante; de hecho se habla de que las prospecciones van más encaminadas a la búsqueda de este último recurso.
- La estrategia política internacional también juega en contra de las aspiraciones canarias: compartiendo los posibles yacimientos está Marruecos que, con menos impedimentos legales, ya ha iniciado las prospecciones y se prevé la puesta en marcha de sus primeras explotaciones a no mucho tardar. Aquí, la baza ecologista pierde mucha fuerza: de todos modos los yacimientos se van a explotar, por lo que siempre resultará mejor la explotación por parte de España, que sigue una normativa Europea mucho más férrea en lo que se refiere a control de residuos, impacto ambiental y medidas de seguridad.
- La oposición a las compañías interesadas. El todopoderoso sector hotelero balear, con el buque insignia de Ibiza, y lo que para el turismo representa pesará seguramente mucho más que la oposición popular, política o mediática que se pueda realizar en ambos archipiélagos, siendo quizás esta la razón por la que haya sido una compañía petrolera extranjera la que esté intentando llevar a cabo las prospecciones en el Mediterráneo: con ello se evita una confrontación directa entre dos poderosos lobbys empresariales nacionales, como sería el de los hidrocarburos y el del turismo.
Es por esto que, a pesar de las advertencias del presidente canario y casi con toda seguridad, se dará luz verde al proyecto atlántico y se buscará una forma de ralentizar, paralizar o posponer el mediterráneo, seguramente a través de una declaración de impacto medioambiental negativa. De lo primero ya hay una cierta constancia: el Ministerio de Industria ya tiene aprobado el permiso a Repsol para las prospecciones en Canarias sin que ni siquiera haya transcurrido el plazo para presentar las alegaciones en contra que se pudieran plantear; de hecho las prospecciones comenzarán en octubre, dos meses antes de la consulta popular prevista en Canarias para poder paralizar las mismas. Lo segundo también tiene muchos puntos, dados los datos de impacto ambiental presentados por la petrolera frente a los proporcionados por diversos estudios.
Lo que está claro es que el Ministro Soria parece opositar para un puesto dorado de expolítico en alguna empresa petrolera. Tras enfrentarse a las eléctricas (y cerrarse, por tanto su jubilación en el Consejo de Administración de alguna de ellas) y tras hacer enfadar a los dos grandes grupos audiovisuales del país tras el cierre de canales de hace unos meses, sólo le quedaban al pobre hombre dos posibles salidas a su futuro: alguna compañía telefónica o alguna petrolera. Parece que ésta última es la opción escogida para el desarrollo laboral futuro del, en algún momento, exministro.