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Parece que ya está todo inventado, pero recuerda que vivimos en la era de las nuevas tecnologías y que todo avanza muy rápidamente, de ahí que surjan nuevas profesiones de las que hasta hace poco tiempo, no se había oído hablar: Community manager, SEO, SEM…, de la misma forma, que otras quedan en el olvido bien porque ya no son necesarias o bien porque se han industrializado.
Entre todas estas tecnologías, nos encontramos con que los teléfonos móviles han evolucionado muchísimo en pocos años. Ya no sólo hablamos o escribimos sms, ahora tenemos miles de opciones con nuestro teléfono, de ahí, que comiencen también a surgir nuevas profesiones relacionadas con ellos. Veamos algunas:
Desarrollador de aplicaciones móviles
Las aplicaciones son una de las principales características de los smartphones. Lo que comenzó siendo un complemento para los terminales se ha convertido en una parte esencial del mismo, hasta el punto de que muchos usuarios ya no entenderían un teléfono no disponga de aplicaciones.Ofrecen la posibilidad de personalizar el teléfono según el uso que le queramos dar.
Esto ha hecho que aparezca la figura del desarrollador de aplicaciones móviles. Hay aplicaciones prácticamente para todo: desde accesos a redes sociales a diversas calculadoras o servicios de mensajería. También muchas empresas se están apuntando a esto y y hacen una de su propia compañía. Esta profesión es una de las más solicitadas y bien pagadas en el mercado y pueden acceder a ella ingenieros en telecomunicaciones o informáticos especializados.
Japón, siglo XII, nos encontramos en las ruinas de la puerta de la antigua ciudad de Rashomon. Un leñador (Shimura) que se ha adentrado en el bosque en busca de leña es testigo involuntario de unos hechos trágicos: el samurai Takehiro es asesinado y su esposa Masako es violada. Las cuatro versiones que se reúnen de los hechos (ladrón, mujer, samurai a través de un médium y leñador) son diferentes y contradictorias. Los personajes parecen responder a rasgos definidos: Tajumaru es despiadado, mentiroso y de sonrisa boba; Masako es inocente, hermosa y voluble; el samurai es vanidoso, rencoroso y cobarde; y el leñador es reservado, sencillo y bondadoso.
Como si se tratase de esta película, he encontrado un estudio que busca encontrar la verdad sobre la crisis a través de 21 libros de economía, 21 versiones testigos distintos de la crisis actual, veamos las conclusiones a las que llega:
Hay varias observaciones a realizar a partir del número y variedad de narrativas que han postulado los autores en esta revisión. La más obvia es que todavía existe un desacuerdo importante en lo que respecta a cuáles fueron las causas subyacentes de la crisis, y un desacuerdo incluso mayor en lo referente a qué hacer al respecto. Pero, lo que puede ser todavía más desconcertante para algunos economistas es el hecho de que no nos pongamos de acuerdo ni con respecto a los hechos. ¿Asumieron demasiado riesgo los Directores Generales o actuaron según les incentivaron a actuar? ¿Había demasiado apalancamiento en el sistema? ¿Hicieron su trabajo los reguladores o fue la tolerancia un factor significativo? ¿Fue la política de tipo de interés bajo de la Reserva Federal la responsable de la burbuja inmobiliaria, o hubo otros factores que causasen que se disparasen los precios de las viviendas? ¿Fue la liquidez el problema con respecto al funcionamiento del mercado de repos, o fue más un problema de solvencia entre un puñado de bancos “problemáticos”?
Para los economistas financieros, acostumbrados a tratar con conceptos precisos como las condiciones de falta de arbitraje, optimización de cartera, compensaciones de riesgo/recompensa lineales y estrategias de cobertura dinámica, esta es una situación frustrante. Muchos de nosotros solemos pensar en la economía financiera como una ciencia, pero los eventos complejos como la crisis financiera sugieren que este concepto puede ser más una vana ilusión que una realidad. John Maynard Keynes tenía incluso mayores ambiciones con respecto a la economía cuando escribió: “si los economistas pudiesen verse a ellos mismos como personas humildes y competentes al nivel de los dentistas, sería fantástico”. En su lugar, ahora se nos verá más como astrólogos, haciendo predicciones y suposiciones sin fundamento ni sin basarse en hechos o pruebas empíricas.
Volviendo al argumento de la película de Akira Kurosawa con el que comenzamos el artículo, os dejo una crítica sobre la misma, realizada por un usuario de filmaffinity.
Un error pequeño puede tener consecuencias devastadoras en la vida del hombre, pues vivimos de acuedo con lo que creemos verdadero y bueno. Pero descubrir la verdad puede ser muy difícil, tanto que nos lleva a caer en el relativismo, escepticismo y nos hace perder la “fe en la humanidad”. Y uno de los mayores obstáculos para descubrir la verdad somos nosotros mismos, porque nuestras creencias, egoísmos y prejuicios alteran la percepción que tenemos de las cosas, cómo las vivimos y recordamos. La verdad queda enmarañada detrás de relatos confusos y contradictorios que dicen más de la persona que los cuenta que del cuento mismo. Kurosawa pinta genialmente que el camino hacia la verdad puede ser tan enredado como el bosque en el que ocurren los hechos. Nos agota ver la marcha de los personajes por una jungla intransitable. Pero mucho más frustrante y agotador es tratar de develar el misterio del asesinato.
¿No podría servir esa crítica para la crisis actual? ¿Hasta que punto los mayores obstáculos para solucionarla somos nosotros mismos con nuestras creencias y egoismos?. Como en la película, la resolución del asesinato pasa por entender a todos los protagonistas, cada uno con un rol perfectamente definido, el banquero, el político, el hipotecado, el empresario… cada uno con una visión completamente sesgada y una percepción alterada por nuestros prejuicios.
Es muy complicado aislarse completamente de nuestra ideología económica, al final uno tiende a identificarse con una, bien sea neoliberal, keynesiano, marxista o la que sea, y de ahí no nos mueven, cualquier medida en contra de nuestra creencia es mala por naturaleza, haga falta o no y esto nos ocurre a nosotros y a los que mandan. ¿Cómo va a recomendar el FMI que nos endeudemos? ¿Cómo va a sugerir un partido de izquierdas que es necesario trabajar más horas?.
Así no hay quién diagnostique el problema y menos quien lo solucione.
El ser humano a juicio en Rashomon,
todo parece indicar que sus mentiras y crueldad no tienen salvación.
Pero una luz nace entre las gotas de dolor, sus gritos y llantos nos llaman la atención.
Y así la negra vida adopta una escala de grises,
pues la verdad es inalcanzable, pero la vida sigue.
Vicio, temor, compasión y amor. Quien esté libre de pecado, es que no ha vivido lo suficiente.
Como Santayana dijo, la vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla.