Hace unas semanas Carlos publicó un artículo titulado El poder de las palabras, que versaba sobre la influencia de la información. Yo quiero darle otra vuelta de tuerca quedándome en la semántica, en cómo una misma palabra esconde muchos significados pero nos engañan haciéndonos creer que es el mismo. Y es que el lenguaje es bastante limitado, por ejemplo yo soy aficionado a comprar las cápsulas Nespreso, he calculado que cada taza de café me sale 6 veces más cara que comprando un paquete de café molido y elaborarlo en una cafetera “normal”. Ambos productos resultantes se denominan café, y por lo tanto cualquier estadística puede decir que yo pago 6 veces más que otro por lo mismo –aunque para mi paladar sea muy diferente- y si me voy a Turquía y me pido un café aunque se denomine igual tampoco tiene el mismo sabor que si me lo tomo en un bar inglés. En los mercados financieros el ejemplo más socorrido de denominar a algo de diferente valor de la misma forma lo tenemos con las divisas, y lo cierto es que “cuela” en la población.
Tenemos el típico ejemplo del $, que se llama igual ahora que en 1933 cuando el poder adquisitivo del dólar de entonces es de 6 centavos en la actualidad. La inflación es la culpable pero si nos vamos por ejemplo a Argentina, nos encontramos con otro factor: las devaluaciones. Por ejemplo, un peso de 1992 es igual que 10.000.000.000.000 pesos de 1881
Peso Moneda Nacional | 1881 | |
Peso Ley | 1970 | 100 Pesos moneda nacional |
Peso argentino | 1983 | 10.000 Pesos Ley |
Austral | 1985 | 1.000 Pesos Argentinos |
Peso | 1992 | 10.000 Australes |
Convertibilidad entre las distintas monedas | ||
1 peso ( año 1992 ) = | 10.000 Australes ( año 1985 ) | |
1 peso ( año 1992 ) = | 10.000.000 Pesos Argentinos ( año 1983 ) | |
1 peso ( año 1992 ) = | 100.000.000.000 Pesos Ley ( año 1970 ) | |
1 peso ( año 1992 ) = | 10.000.000.000.000 Pesos moneda nacional (año 1881) |
Para hacernos una idea más clara y actual, durante 10 años -hasta el 7 de enero de 2002- el gobierno mantuvo la ficción de equiparar 1 peso a 1$, a día de hoy para conseguir 1$ hacen falta casi 4. Y como vemos, se sigue llamando peso, aunque si un argentino viaja a los EUA su poder adquisitivo se haya reducido a una cuarta parte en lo que llevamos de siglo.