El diseño del billete del dólar da para todo tipo de teorías que queramos, el otro día pude ver un documental sobre ello en el Canal Historia que de alguna manera intentaba buscar relaciones entre este billete y la masonería. Veamos en que basaban sus argumentos:
Lo que más destaca del billete de 1 dólar es la llamada “Piramide con el Ojo que todo lo ve“, símbolo de la masonería y del dios egipcio “Horus”. En su parte inferior observamos la leyenda “Novo Ordo Seclorum”, traducido sería “Nuevo Orden Mundial”. Arriba se lee “Annuit Coeptus”, que significa “nuestra empresa es exitosa” En la base de la pirámide podemos encontrar escrito en números romanos el año 1776 ( MDCCLXXVI ), en concordancia con el año de la independencia de los Estados Unidos, pero…. también el año en que el sacerdote jesuita de origen judío, Adam Weishaupt, fundó esta orden “Los Iluminati.”
La pirámide, posee 13 escalones, y este dato seria irrelevante si no notamos que en el sector derecho, ese águila, símbolo americano, posee en una de sus patas, igual cantidad de flechas (13) y … en su otra pata sostiene una rama con 13 hojas. Mucho mas curioso es ver que sobre el águila hay una estrella de David compuesta de 13 pequeñas estrellas. También podemos encontrar 13 barras en el escudo que aparece en el pecho del águila.
El numero 13 aparece repetitivamente en los billetes de Dollar, debido a que 13 es la cantidad de estados que se independizaros de Inglaterra, para formar lo que hoy conocemos como Estados Unidos, pero resulta que para los masones es el número de la transformación.
No dejan de ser curiosidades ya que la gente con mucho tiempo libre es capaz de encontrar cualquier coincidencia, como las que tiene el diseño de los billetes americanos con los atentados del 11 de Septiembre.
Independientemente del significado real que tenga el diseño del dólar lo que no se imaginaron en su día es lo débil y cuestionado que podría llegar a estar. Tras la debilidad del dólar se ocultan los tipos de interés casi cero a corto plazo de EE.UU. Al igual que hicieron con el yen, los inversores (que no son tontos) piden prestados dólares a bajo precio y los venden para comprar devisas cuyos valores y bonos prometen mayores retornos. La FED sigue manteniendo los tipos tan históricamente bajos para estimular la economía doméstica y sanear los bancos, pero un resultado colateral es que el dólar se ha convertido en el combustible preferido para un juego especulativo internacional que le está haciendo bastante pupa al billete verde.
Ahora, algunos de los bancos centrales extranjeros que han apoyado el dólar parecen estarse arrepintiendo. En vez de comprar solamente dólares para sus reservas de cambio, se están diversificando en otras divisas. Los países que revelan la composición de sus participaciones de reserva ponen un 63% de sus nuevas reservas en euros y yen en el segundo trimestre para así diversificar riesgos. Veamos que nos contaba Cinco días hace poco:
“El dólar ya no es lo que era”, dice uno de los malos en la última entrega de la saga James Bond mientras reclama un pago en euros contantes y sonantes. El cine como metáfora: el reinado de la divisa estadounidense está (una vez más, y van casi 20 años así) en entredicho.
Lo cierto es que hoy en día, me fío más de un villano de una película de James Bond que de cualquier banquero.
La cuota de mercado del dólar en las divisas mundiales baja a medida que sube la del euro. Según el Banco Internacional de Pagos de Basilea -una suerte de banco central de bancos centrales-, el dólar suponía aún el 62,8% de las reservas mundiales al cierre del primer semestre. Pero esa cifra no deja de caer: a finales de 2008 estaba en el 64%. “Se trata de una tendencia que se viene arrastrando desde hace 10 años”, asegura Pablo Guijarro, de AFI. “Pero aun así, y a pesar de todas las presiones, la pérdida de protagonismo es y va a seguir siendo muy gradual”, añade.
Los funcionarios de la administración de Obama no parece que se hayan perturbado hasta ahora por el resbalón del dólar aunque ayer mismo, el presidente de la Reserva Federal de Filadelfia pidió una subida de los tipos de interés. Un dólar más débil ayuda a reducir el déficit comercial haciendo que los productos fabricados en los Estados Unidos sean más competitivos en los mercados mundiales y además que los productos extranjeros sean más caros en EEUU.
Este estado de calma podría desaparecer en una noche, si los mercados financieros se diesen cuenta de que el declive del dólar comienza a aumentar rápidamente y sin control como bien escribe Busniness Week en su artículo titulado “Qué ocurriría si el dólar sufre un crash”:
En ese momento, se apagaría el invisible “campo de fuerza” que protege al dólar, dice Martin D. Weiss, presidente ejecutivo de Weiss Group, una empresa de análisis y datos financieros, en Júpiter, Fla. Weiss dice que: “ Nos convertiríamos en algo más parecido a los mortales comunes y seríamos más vulnerables frente a los ataques sobre nuestra divisa”. El lado pesimista del dólar es que el decline cobra vida propia. La venta genera más venta. Los banqueros de los bancos centrales y los ministros de economía intervienen para apoyar la divisa, pero los especuladores, habiendo probado la victoria, no se asustan. Paul R. Krugman, economista de la Universidad de Princeton (y flamante premio Nobel), llamó una vez a esto “el escenario del Coyote”, por el personaje en los dibujos del correcaminos que se tira de un precipicio pero que no comienza a caer hasta que mira hacia abajo y descubre que no hay nada bajo sus pies.
La especulación que el dólar está a punto de venirse abajo puede cumplirse por sí sola si los comerciantes escapan. Ashraf Laidi, director de estrategia de cambio en CMC Markets, una correduría de divisas y materias primas en Londres dice que “ahora mismo, hay unas posibilidades de un 30 a un 40% de que el dólar caiga hasta alcanzar un punto de crisis”.
A los defensores del dólar les gusta destacar que la divisa se repuso con fuerza el año pasado durante la peor parte de la crisis financiera. Pero Laidi comenta que no hubo muestras de apoyo al dólar ni a la economía estadounidense, es más, el dice que los inversores están retirados de todo tipo de riesgo y ponen su dinero en los instrumentos más líquidos y a corto plazo que puedan encontrar – que resultaron ser las Letras del Tesoro de EE.UU (U.S Treasury bills), presentes en cuentas en todo el mundo. Lo mismo opina Englander, de Barclays: “ No era una apuesta a largo plazo que la economía de Estados Unidos sería la más dinámica del mundo”.
Si el dólar se hunde, los precios de importación aumentarían mucho más rápido de lo que esperan los economistas. Una nueva investigación de los economistas de la Universidad de Columbia Emi Nakamura y Jon Steinsson muestra que el “paso” de una divisa barata a precios de importación altos estaba siendo subestimado debido a la pobreza de datos. En otras palabras, la inflación podría emerger con más rapidez de lo que se cree comúnmente. Podría resultar desastroso para la economía si la Reserva Federal tuviese que aumentar los tipos de interés para bajar la inflación o defender la divisa mientras que el crecimiento permanecería débil. Un dólar más bajo hace que los americanos sean más pobres al reducir el poder de adquisición de su divisa. Y no hay ninguna garantía de que vaya a reforzar la industria estadounidense, dice David Malpass, presidente de la empresa de investigación de Nueva Cork Encima Global. Malpass dice que la caída del dólar a finales de la década de los ochenta dañó más que ayudar a Detroit, dándole a Japón el poder de adquisición necesario para fortalecer sus fabricantes de automóviles. Dice Malpass: “Podemos hacer que seamos lo suficientemente pobres para no poder importar casi nada y tendremos un comercio equilibrado. ¿Pero… cómo podría ser eso bueno para los Estados Unidos?.
No deja de ser un escenario catastrófico, que muchos seguro culparían de ello a los masones, pero no está de más tenerlo en mente.